El análisis del videojuego: Ser objetivo ¿Para qué y porqué?
- abracadabramefi
- 27 may 2017
- 3 Min. de lectura

¿Porqué es bueno ser objetivo en general?
La respuesta luce casi obvia. Ser objetivo te permite ver por encima de las gafas del fanatismo y juzgar algo imparcialmente para llevar un análisis más preciso. Juzgar algo por lo que es en si mismo y no por lo que podría ser o significar para una persona. En la ciencia la ventaja de la cualidad de la objetividad tiene un valor inmenso. Siendo amante de la física, en específico de la física teórica, me sé de memoria el mito de la gravedad antes de los experimentos de Galileo.
En la antigua Grecia, Aritóteles creía que las cosas caían al suelo porque amaban estar cerca de la tierra y al lanzar una roca por el suelo, esta al cabo de un rato dejaba de moverse porque se cansaba. Por casi 2000 años nadie contradijo esta teoría porque sonaba "lógica". No fue hasta la época de Galileo e Isaac Newton que que comenzaron a ser objetivos mediante observación y experimentación que se desveló el misterio de la fuerza de gravedad.
Pero en el arte ¿de qué puede ayudar?
Ser objetivo en una clase de música, por ejemplo, es importantísimo. las técnicas y tiempos para un músico aprendiz son el pan de cada día en sus clases. Con el tiempo un músico puede modificar una melodía a su ritmo y estilo, hasta ciertos límites, pero durante su formación el no respetar los tiempos es un pecado capital. Existen reglas y métricas casi obsesivamente diseñadas al dedillo para ayudar con la formación de futuros prospectos. La música es el arte de combinar sonidos y tiempo. Y en ese sentido el sonido y el tiempo están representados por caracteres y señales escritos en una partitura o pentagrama, que es un conjunto de 5 lineas y cuatro espacios. Al sonido pertenecen: las claves, notas, sostenidos, bemoles, becuadros, letras como ej: (p) piano, o (f) forte, y muchas mas palabras que colocadas por abajo o sobre los signos que están dentro del pentagrama, modifican el sonido. Al tiempo pertenecen los compaces, figuras, puntillos, silencios, puntos de reposo, calderon, y como con los sonidos palabras que colocadas por abajo o sobre los signos que están dentro del pentagrama, modifican el tiempo.
La objetividad es una herramienta casi imprescindible durante la formación artística pero nunca útil para el análisis ni la crítica.
El análisis del videojuego ha evolucionado un poco más lento que el videojuego. Aún hoy existen páginas y personas buscando un número del uno al diez que califique lo bueno que es un videojuego. Esto no solo es una practica poco productiva sino que hasta podría decir tóxica. Claro están las otras personas, esos críticos y periodistas capaces de valorar a un videojuego como producto artístico sin números de por medio. La objetividad a la hora de calificar un videouego se limita a la resolución y el frame rate y todo lo que venga después directamente es subjetivo. "Buenos gráficos" es subjetivo, "buena banda sonora" es subjetivo etc. No es algo que se pueda calificar por si mismo, la banda sonora pasa por tus filtros personales y la convierte en lo que puede ser algo "excelente" o algo "horrible".
¿Es malo ser subjetivo?
No. Ser subjetivo de hecho es mil veces mas útil que un número. El arte no está hecho para ser criticado con números, sino con sentimientos. Pokémon en su forma más objetiva es un combate matemático, estadístico y de probabilidad más desafiante que el ajedrez en el que si pretendes ganar el VGC básicamente tienes que resolver a Riemann. Pero esa descripción no se compra a lo que la gente sintió en el VGC del 2014, cuando Se Jun Park logró ganar las finales con un mítico Pachirisu. Sinceramente en ningún otro torneo de pokémon me he sentido tan impactado como ese.
El medio y el jugador han cambiado. Hoy en día el videojuego está en su adolescencia, rebeldes videojuegos fugándose de las convenciones típicas de contar historias para convertirse en Dark Souls o Bloodborn. La revolución de los Walking simulator que no pretenden divertirte, sino enseñarte a sentir, como Stanley parable o The beginners guide. Incluso aquí puedo hacer una pausa para The graveyard, un videojuego que trata de caminar a lo largo de un cementerio para enseñarte la gravedad de la muerte, lo valioso de la vida y lo injusto de muchas muertes que ocurren a tu alrededor tratando de humanizar a una media de jugadores que pasa las tardes metiendo tiros a personas en sus videojuegos favoritos.
El arte está para sentirse, no siempre para disfrutarse. Es para aprender, empatizar y ser mejores. Y cuando aprendamos esto, creceremos como comunidad...
Oh...

oh no.... oh pero que pedazo de mie....

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