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Las Aventuras de Mad: Pelea de un solo contendiente

  • abracadabramefi
  • 14 jul 2017
  • 2 Min. de lectura

Ese día era un día como todos. Mad se levanto después de una típica mala noche. Las ojeras significan mil historias para algunos, para Mad solo significaba querer ser el mejor. Mad había llegado a la conclusión de que la escuela no satisfacía su curiosidad intelectual, y así fue como un lápiz como arma un cuaderno como testigo y una luz como vigía acompañaban a Mad en sus noches de estudio sin descanso. Su lenguaje eran las matemáticas y su vida la física. Así fue como ese día Mad asistió a su examen de matemáticas.

Al llegar sus compañeros habían puesto sobre los hombros de Mad un halo poético que inteligencia, aunque él siempre negó serlo. Jason advirtió la entrada de su archienemigo. Su cuerpo robusto algo bronceado y con el pelo bien engomado no podían ser discretos aún cuando lo intentaba. Mad apenas lo veía y sonreía. Jason siempre había intentado superar a aquel que intentaba ser invisible para todos los demás. Eso siempre le hizo gracia a Mad. El profesor llegó entonces con los exámenes en brazos. Había anunciado días antes que durante el examen de geometría analítica se podría utilizar sofware especializado así como el hadware que se quisiera. No era de extrañarse que a estas alturas la gente empezara a olvidar el exquisito rose de el lápiz contra el papel al escribir una ecuación matemática. Para un matemático y físico como Mad el siempre clásico uso de lápiz y papel así como los instrumentos de medición como reglas y compases eran satisfactorios de usar. Una armoniosa danza entre instrumentos y el bailoteo del lápiz en sus dedos que al final se convertía en hojas completas llenas de ecuaciones eran lo que Mad más disfrutaba hacer.

La tensión alrededor de Jason era evidente. Las venas marcadas en su frente no podían esconderse incluso refugiado en su computador. Mad por su parte, observaba como el arte y la ciencia se fusionaban en su examen a medida que llenaba las hojas de formas, números y letras. Mad dejo sin resolver el último problema. Sabía que la mejor forma de pasar desapercibido por sus compañeros y continuar minimalizandose con el paisaje era dejar que por una ves su autoproclamado enemigo Jason ganase. Además, Mad no tenía nada que probar, era autodidacta porque amaba lo que hacía.

Los días pasaron y las calificaciones llegaron. Mad obtuvo un nueve, Jason por otro lado obtuvo un seis. La victoria de Mad no hubiera sido de hecho tan aplastante si no hubiera sido el único que logró esa calificación. Antes a el las calificaciones eran un ridículo patrón de seises cuatros tres y dos.

A partir de entonces Mad no pudo pasar desapercibido, Jason nunca pudo superar su fracaso y Kev y Sarah nunca habían reído tanto ante la derrota de Jason.

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